Destacado: Aventura de Grenoble (2012)

jueves, 26 de julio de 2012

Jueves: viaje de vuelta

Éste fue el plan de viaje:
12:00 Salida del autobús de Grenoble
13:05 Llegada a Lyon Saint-Exupéry
15:10 Apertura del embarque
17:30 Llegada a Barajas viejo
18:30 Llegada a la Avenida de América
19:00 Salida a Burgos en la Continental
21:45 Llegada a Burgos en la Continental
22:45 Llegada a Palacios en coche
Todo marchó sobre ruedas. Lo que tengo en duda es cómo tardamos tanto desde Barajas a la Avenida de América. Tuve suerte de que no me falló nada. Lo único que a casa llegué con hambre después de haber comido a la 1pm. En resumidas cuentas, todo el viaje y estancia en Grenoble me fue muy bien, a pesar de los contratiempos.


Jueves: los preparativos

Esta mañana me levanté pronto para tener tiempo para hacer las cosas que quería hacer. No sólo hacer la maleta, sino también enviar por correo a casa el póster y comprar un bocadillo para la comida en el aeropuerto. Después de desayunar estuve preparando la maleta, que en realidad es una bolsa-mochila, con cuidado de que cupiera todo, pues llevaba más de lo que traía. Menos mal que cupo todo, porque en caso contrario tendría que facturar o mandármelo por correo. Estuve entretenido con el equipaje hasta que se hicieron las 9:00, hora a la que esperaba que abrieran las oficinas de correos, La Poste. Pregunté en recepción cuál era la oficina de correos más cercana, y me dijeron que la Alsace-Lorraine. Fui a esa oficina y estaba cerraba. Según un cartel en la puerta, en verano abrían a las 12:00. Como mi idea era coger el autobús precisamente a las 12:00, descarté la idea de volver más tarde.

Como cuento en Exploracion del territorio, el sábado encontré por casualidad otra oficina de correos en Saint Bruno, así que decidí probar suerte allí. Encontré esta oficina abierta y con un cartel que decía que en verano abrían de 9 a 12, de lo cual deduje que el plan de verano era abrir la mitad de las oficinas por la mañana y la otra mitad por la tarde. Tuve suerte, porque si hubiera encontrado la oficina de Saint Bruno cerrado, seguramente habría desistido de enviar el póster. Quizás habría probado suerte en la oficina central, si es que pillaba cerca, pero tuve suerte. También tuve suerte de que el chico que me atendió hablaba un poco de español. En el hotel me dijeron que en La Poste podría encontrar embalaje adecuado, un tubo, para el póster, pero el chico me dijo que no tenían. Otra vez como antes.

Tuve suerte de encontrar una tienda de reprografía en el Cours Berriat, cerca de la oficina de correos de Saint Bruno, y tuve suerte de que había un tío que hablaba español. Cogió un tubo que seguramente era de un rollo de papel, lo cortó con un serrucho para dar la medida de póster y precintó los extremos. Aproveché para meter en el tuvo también los tacos de fotocopias para no tener problemas con ellos en el equipaje. Me cobró 2€ y seguramente se aprovechó de mí, pero me ahorré muchísimo más pudiendo mandarme el póster por correo. Ahora sí me lo aceptaron el La Poste, y el precio por envío a España era menos de la mitad de lo que me pedía Correos por el trayecto contrario. Hice bien en seguir el consejo de imprimir el póster en Grenoble, en lugar de imprimirlo en España y haberlo llevado en el avión o habérmelo enviado por correo al hotel.

Ya estaba hecho lo que tenía que hacer, no recuerdo a qué hora, así que decidí acabar el equipaje y dejarlo en recepción, porque debía abandonar la habitación antes de las 11. Me di un paseo por Grenoble, que sólo había visto someramente desde el tranvía y lo poco que habíamos deambulado buscando dónde cenar. Como los supermercados sí estaban abiertos, me compré en un Spar un bocadillo para comérmelo en el aeropuerto. Volví al hotel a por el equipaje y ya sólo me quedaba viajar.

miércoles, 25 de julio de 2012

Miércoles: la excursión

Tenía ya el póster recogido, no tenía la prisa de hacer el equipaje para marchar hoy mismo, ni tenía que exponer más el póster, por lo que hoy me podía tomar el día con calma. La mañana transcurrió sin incidentes, y para después de comer estaba planeada la excursión. Mucha gente, en especial los japoneses, llevó el equipaje al simposio. La organización dijo que podíamos dejar el equipaje en el autobús y que, a la vuelta de la excursión, el autobús nos dejaría en la estación de trenes, Gares, que me venía estupendo para ir a mi hotel. Si lo hubiera sabido, habría dejado el póster colgado hasta hoy, pero ya estaba hecho.

Después de comer fue la excursión a la Grande Chartreuse, la gran Cartuja, como bien deduje etimológicamente y pude corroborar cuando empezaron a hablar de San Bruno. La visita era primero a un museo que consistía en varias celdas de cartujo explicando las diversas actividades en la vida de un cartujo, y después una caminata 2km cuesta arriba para ver la verdadera cartuja, pero sólo por fuera, porque había monjes en ella. Yo me entretuve mucho en la primera parte y, cuando quise tomar la cuesta arriba, ya la gente estaba bajando, así que tuve que acelerar en la bajada, aunque no fui el último.


Yo esperaba que en Gares quedáramos para cenar, pero hicieron una parada previa en Victor Hugo y no pude quedar con nadie. Como tenía tiempo, me duché y fui a Victor Hugo a las 8pm para ver si podía acoplarme a algún grupo. No estaban los chicos con los que salí a cenar los días anteriores, y no salían grupos, sino personas sueltas a las que me daba palo acoplarme. Así que tuve que cenar solo, como el sábado.

martes, 24 de julio de 2012

Martes: ¿recogemos el póster?

Este día transcurrió sin ningún incidente. A las 3:10pm empezaba la última sesión de póster que, como la de ayer, se juntó con la pausa del café, pero no con la comida. La sesión de pósteres marchó como la anterior, aunque fue menos extenuante que la de ayer porque duró la mitad de tiempo. Después del café seguían sesiones paralelas. En una de ellas coincidí en el pupitre con otra española que iba a exponer en esa sesión. Me preguntó por mi trabajo y por si lo tenía colgado en alguna parte. Yo entendí que se refería al póster, que estaba físicamente colgado en un panel, y le dije que sí, que en los paneles de arriba. Ella me contestó que el póster ya lo había visto. Entonces entendí que se refería a colgado en internet, por ejemplo, en el arXiv. Entre risas le contesté que no, que estaba todavía en redacción.

Mi plan original era dejar el póster hasta el final y recogerlo el último día, pero estaba la excursión a la Gran Cartuja, y necesitaba saber si podíamos dejar equipaje en el autobús. Se lo pregunté al organizador de asuntos locales y me dijo que no sabía. Como no lo tenía garantizado y no quería llevar el póster conmigo en la excursión, decidí que debía recogerlo ya y llevármelo al hotel. Esto significaba no poder ir directamente a la cena social aunque se hiciera tarde.

Después vino una presentación de Maple donde el tío de Maplesoft perdió un montón de tiempo presentando las virguerías gráfica que podía hacer y luego se vio apurado para presentar la parte que interesa a los matemáticos. Llegábamos ya demasiado tarde, por eso mucha gente se fue directamente a la cena social, bajándose del tranvía en Hubert Dubedout, aunque a los del hotel Angleterre, que eran una buena cuadrilla, les costaba poco bajarse en Victor Hugo y dejar las cosas en el hotel. De cualquiera de las dos paradas tenían sólo 450m hasta la base del teleférico. Después teníamos pase gratis para subir (y también para bajar) por el teleférico a la Bastilla, un castillo desde donde se veía todo Grenoble y donde está el restaurante donde tendría lugar la cena social.


Así pues, me bajé en Victor Hugo con el póster enrollado y fui andando deprisa hasta el hotel. Allí lo dejé junto con el resto de las cosas que no iba a necesitar, pero no tenía tiempo para ducharme, sólo para cambiarme de ropa. Pregunté en recepción por el camino más corto al teleférico, y resultó que era facilísimo, casi en línea recta. Ver mapa. Llegué cuando ya habían empezado el aperitivo, pero no el banquete. Por mucho que dijera "cena de gala", la gente vistió informal, muchos literalmente lo que llevaban en el simposio, porque ni pudieron pasar por el hotel a cambiarse.

Durante la cena entregaron los premios a la mejor comunicación en diversas categorías. Acabada la cena y dispersada la gente, cogí el teleférico hacia abajo y volví al hotel, que todavía quedaba ducharme. Todavía quedaba un día, aunque ya se había acabado lo del póster.

lunes, 23 de julio de 2012

Lunes: después del póster

Al acabar la sesión extendida del pósteres, hubo dos sesiones paralelas, una de las cuales me interesaba. La sesión acababa a las 6pm, y entonces tenía idea de marchar de vuelta para tener tiempo de ducharme sin correr, pero uno de los organizadores nos metió, al más puro estilo de maestra con los niños, a la asamblea que había a continuación. En cierta manera esa asamblea parecía el COI, pues se presentó la próxima sede (Boston), se votó la sede parta 2014 (Kobe, Japón, candidatura única) y se renovó una vacante en el comité. Al igual que con las Olimpiadas, hay una rotación de continentes en las sedes.

Una de las cosas que se explicaron en la asamblea general es que era la primera vez que no se entregaban las actas del simposio en papel a los participantes, sino en una memoria USB. Estos franceses las llaman llaves USB y, supongo que por eso, nos dieron una memoria USB en forma de llave. Esto viene a abundar en lo que escribí en El BOE se actualiza, ¿y los MR? y en Artículo, no paper. No son las primera actas que entregan en formato electrónico. En el congreso de Barcelona nos las entregaron en un CD. De hecho estuvieron más avanzados en Barcelona porque allí las actas fueron sólo electrónicas, mientra que aquí ofrecían la versión impresa (por 20€) a los nostálgicos del papel.

Para alguien que va por primera vez a ese simposio, resultó interesante enterarse de algunos de los entresijos de la organización, pero más me valía haberme ido a duchar. La asamblea acabó a las 7:30pm, lo justo para llegar a Victor Hugo a las 8pm. Los que se alojaban en el hotel Angleterre pudieron dejar sus cosas en el hotel, pero los que vivíamos más lejos sólo pudimos esperarlos. Al menos esta vez llevaba ropa de abrigo por si la necesitaba por la noche. Otra cosa buena es que los pósteres seguían colgados en sus paneles para el día siguiente.

Fuimos a cenar a un restaurante especializado en carne cruda, en particular en filete tártaro, del que había varias modalidades en la carta. Como ya había comido y cenado pescado el domingo, escogí carne, pero carne a la parrilla, que suelen hacerla más a mi gusto. El otro chico que no hablaba francés también escogió la parrillada mixta, pero simplemente porque la carta estaba en francés y ese plato figuraba en inglés: mixed grill. Por cierto, que a los franceses hay que pronunciarles /miksed/ para que se enteren, en lugar de /mikst/.

Durante la cena el gabacho que tenía en frente me echó en cara que llegué muy tarde a la conferencia plenaria y me preguntó si iba también a pirarme la plenaria del día siguiente. Me jodió porque, si llegué tarde, fue por culpa de la imprenta que no había avisado del cambio de horario, como cuento en la entrada anterior. Preferí callarme y no dar explicaciones, aunque tuve que morderme la lengua. Además me interesaban tanto la plenaria de hoy como la de mañana. Al final acabamos tarde y tuve que ducharme más tarde todavía, pero al día siguiente no tenía que madrugar y además ya conocía el sitio.

Lunes: el póster

Después de escuchar las charlas de la primera sesión paralela, en la mesa del café cogí algo para llevar y me marché a la imprenta de 2 Rue du Tour de l'Eau, 38400 Saint Martin d'Hères. Allí tuve que esperar un poco a que me atendieran. No las tenía todas conmigo de que el póster estuviera ya listo para recoger, por eso lo llevaba en una memoria USB, por si acaso. Yendo a esta hora todavía podía regresar después de comer si el póster no estaba listo entonces. Tuve suerte que justo delante de mí iba una española, que se delató al hablar con su madre, y le pregunté ciertas palabras que necesitaba en francés. Le dije "je commandé un affiche..." mientras le enseñaba la miniatura en A4 que llevaba impresa de casa. No sé si me entendió o reconoció en póster; la cosa es que me sacó el póster impreso, seco y enrollado. Me cobró, le pedí factura y me volví llevando el póster con cuidado de que no se estropeara con el sudor. Cuando llegué a la sede del simposio, ya había empezado la conferencia plenaria, pero yo me fui a dejar el póster instalado.  Lo sujeté con pinzas a un panel que estaba justo al lado de la escalera. Tuve suerte, pues, si no se fijaban en él lo primero al subir, lo verían el último al bajar. Además, como me di cuenta al colgarlo, mi póster era el único que no tenía el fondo blanco, por lo que destacaba.

Ya que había llegado tarde a la conferencia y me había perdido el principio, mejor perder un poco más de ella que de las sesiones paralelas, que me interesaban especialmente. Así puede estar tranquilo a la hora de la comida. La sesión de póster era justo después de comer. Mi idea era ver los demás pósteres antes de que empezara la sesión, en la que se supone que tengo que estar cuidando mi póster para responder a las cuestiones. Hice bien en ir pronto, porque hubo gente que empezó a ver los pósteres antes de tiempo; supongo que porque les interesaban la sesión paralela de softwares. Así se juntó la sobremesa con las dos sesiones de pósteres y con el café. La gente iba y venía en todo el tiempo, y yo tenía que estar en ese horno que era el espacio de pósteres, así que sólo lo dejé lo imprescindible para ir al servicio o a coger bebida en la mesa del café. Quitando lo del calor y que estaba sudando como un cochino, la sesión fue un éxito; vino mucha gente a interesarse por él.

También tuve tiempo, siempre mirando mi póster de reojo, de mirar los pósteres de los demás. Vi que varios habían utilizado la misma clase de LaTeX que yo, pero sin colores de fondo. También vi un póster que no era más que el artículo colgado en un panel. Algo menos cutre fueron los varios pósteres que eran una secuencia de diapositivas de beamer. Al menos era más vistoso que el artículo tal cual.

Lunes: el primer contratiempo

Hoy era el gran día. Hoy no tenía que llegar a las 9 a un lugar conocido, sino llegar a las 8:30 a un lugar desconocido para después llegar a las 8:45 a otro lugar desconocido. Hoy debía recoger el póster en una imprenta en 2 Rue du Tour de l'Eau, 38400 Saint Martin d'Hères, porque la imprenta más cercana (441 Avenue de la Bibliothèque, 38406 Saint Martin d'Hères) cerraba por vacaciones. Ambas eran sedes de la misma cadena Corep. Si hubiera sido durante el curso, la imprenta del campus habría estado abierta y no habría tenido más que dejar el tranvía en Bibliothèques Universitaires y llevar el póster andando desde hasta la sede del simposio, que no era la misma que la de ayer, sino un edificio cercano. No tenía que recorrer los 500m de la Avenue de la Bibliothèque. El único problema la imprenta abría a las 9:00, pero estando tan cerca bien podría acercarme en una pausa de café o después de comer.

La imprenta del campus estaba cerrada; me lo dijeron por correo electrónico cuando les pedí presupuesto. También me dijeron que la imprenta de Rue du Tour de l'Eau estaba abierta, y no me desmintieron que abrían a las 8:30. Entonces el plan era dejar el tranvía en Condillac-Universités, ir a la imprenta, recoger el póster, y volver a la sede del simposio. Aquí está el trayecto. Marchando pronto podía estar en la imprenta a las 8:30 y, dándome un poco de prisa, podía estar en el simposio a las 8:45. Como las charlas no empezaban hasta las 9:00, me podía permitir tardar un poco más y preguntar a alguien qué habían dicho a las 8:45.

Así pues, dejé el tranvía en Condillac-Universités y seguí a pie por la línea B del tranvía hasta este punto, donde me informa que entramos en Saint Martin d'Hères, el municipio al que pertenece la mayor parte del campus de Grenoble, dejando Gières al este. Seguí la Rue du Tour de l'Eau hasta su comienzo (recuerda que buscaba el número 2, o sea, el primero en lado de los pares) y no vi la torre del agua epónima, sino este curioso objeto. Allí encontré la imprenta Corep, pero estaba cerrada y con un letrero que decía que abrían a las 9:00. Ahora han actualizado su horario en la web, pero cuando lo consulté yo sólo venía el horario normal, de 8:30 a 19:00. Cuando les encargué el póster dije varias veces que lo quería recoger a las 8:30 y no me dijeron nada.

Como no quería perderme las charlas, me marché al simposio y lo dejé para la hora del café. A pesar de que no era el edificio que ya conocía, lo encontré con facilidad y llegué a tiempo para escuchar los comentarios de la organización, entre ellos el cambio de comedor. Sería el primer contratiempo, pero tenía otras dos opciones: volver a la imprenta durante el café o después de comer. Además, ahora sabía cuánto se tarda en ir y volver a la imprenta.

domingo, 22 de julio de 2012

Domingo: tutoriales

El domingo desayuné pronto por si me confundía al coger el autobús, el tranvía o al encontrar la sede del simposio. To do fue bien y llegue pronto, así que pude registrarme cuando no había cola y pasé a hacer un segundo desayuno en el café, que fue té de Ceilán, y saludé a la gente que conocía. Cada charla tenía dos horas separadas por una pausa que aprovechamos para tomar zumo de los restos del café, pues hacía mucho calor. En total, entre cafés, descansos y la comida tuvimos 6 pausas, en las que pude conocer a varios participantes. La comida fue en un comedor universitario cerrado por domingo, que nos abrieron reservado para nosotros, en forma de bufet frío. Quienes me conocen ya saben que no me gusta la comida fría y la tomo sólo si no hay más remedio, pero ya teníamos el té para calentar un poco el estómago.

Al acabar las charlas fuimos a la parada del tranvía y allí me enteré gracias a una chica española de que había quedado un grupo grande en Victor Hugo a las 8pm para cenar. Así pues, al bajarme en Victor Hugo fui caminando al hotel, cronometrándome para calcular y volver antes de las 8pm. Me duché deprisa y volví a Victor Hugo, donde me encontré con un par de chicos que estaban esperando porque su hotel estaba tan lejos que no les salía a cuenta ir y volver. Salió el grueso de la gente del hotel Angleterre, en la propia plaza Victor Hugo, y dimos una vuelta buscando un restaurante. A la hora de cenar me puse con esos chicos e hice bien, porque allí estábamos las dos únicas personas que no hablábamos francés. Volvimos tarde, por lo que hice bien en haberme duchado antes. Tan tarde que ya había empezado a refrescar, por eso me arrepentí de haber dejado la chompa (como dicen los peruanos) en el hotel. Había que descansar y madrugar, porque el lunes era el gran día.

sábado, 21 de julio de 2012

Exploración del territorio

Me instalé en el hotel Logis Institut, llamado así por estar frente al Institut Polytechnique de Grenoble, en 10 Rue Barbillon. Exploré las avenidas Félix Viallet, Alsace-Lorraine, el Cours Berriat y la plaza Saint Bruno. Debería haber explorado también la plaza Victor Hugo, pero ya tenía hambre. Sí exploré Saint Bruno, por curiosidad de ver la parada donde se cogía la navette sustitutiva de tranvía, y me encontré que era un barrio de musulmanes, lleno de carnicerías halal, kebabs halal, etcétera, pero una iglesia, en lugar de una mezquita. También me encontré una oficina de correos en Alsace-Lorraine y otra en Saint-Bruno, datos de interés para enviar el póster por correo el jueves. Ya sólo quedaba cenar pronto (lo que sería sencillo después de que comí pronto en Barajas) para habituar mi estómago al horario francés, acostarme pronto (también sencillo después de haber madrugado tanto) y levantarme pronto para tomar una de las combinaciones 34+B que me daba m.tag.fr, la versión para móvil del consorcio de transportes de Grenoble.

Obras en el tranvía

La organización del congreso ya nos avisó con esta noticia en inglés y ésta en francés de que los tranvías no circularían al oeste de Victor Hugo. A mí me correspondía tomar el tranvía B (verde) en Gares, así que mis alternativas eran ir andando a Victor Hugo para tomar allí en tranvía, ir andando a Saint Bruno y tomar allí la navette sustitutoria de la línea A (azul) para enlazar en Victor Hugo con el tranvía (recomendada por la organización) y tomar la línea 34 de autobús en Gares para trasbordar en Victor Hugo al tranvía (recomendada por el tío que me informó en Gares).
Pinchar en el plano para hacerlo más grande.
Mientras que la línea 34 es un autobús regular y el conductor vende billetes, la navette es un autobús de dos cuerpos donde la gente entra y sale por todas las puertas, como en el tranvía, y donde el conductor no vende billetes. Los billetes para la navette se complan y pican en las máquinas que hay en las paradas del tranvía, pero el problema viene en paradas como Berriat Jaurès donde las máquinas más cercanas están en Alsace Lorraine. ¿Quñe hay que hacer entonces? ¿Ir primero a Alsace Lorraine a picar el billete y después a Berriat Jaurès a tomar la navette?. (Actualización: después pasearía por el Cours Berriat y no recuerdo que hubiera máquinas allí.)

La línea 34 de autobús estaba reforzada con más frecuencias, y el tío que me informó en Gares me dio folleto con los horarios de esta línea, así podría salir del hotal minimizando el tiempo de espara en Gares. La página del transporte público de Grenoble me daba correspondencias con la línea 6020 y las Express, pero no les hice mucho caso. (Actualización: un día tomaría el 6020 y no me vendió billete, llevándome gratis a Victor Hugo. Otro día iría a tomar un Express y me vendía billete por 3,20€ cuando el sencillo cuesta 1,50€. No sé como funciona, pero leyendo ahora la noticia en francés tendría que haber comprado ¿y picado? el billete en las máquinas automáticas y después haberme montado. ¡Cuántas cosas se me olvidaron preguntarle a ese tío!)

Viaje a Grenoble

Para este viaje a Grenoble, tuve que tomar el mismo autobús que aquel fatídico 1 de septiembre de 2009, ver 14 horas de viaje. Como no recuerdo los horarios exactos, adapto los de aquella entrada.
6:30 Salida de Palacios en coche
7:30 Salida de Burgos en la Continental
10:20 Llegada a la Avenida de América
10:40 Llegada al andén del metro
11:15 Llegada a Barajas viejo
12:30 Apertura del embarque
14:50 Llegada Lyon Saint-Exupéry
15:30 Salida del autobús para Grenoble
16:35 Llegada del autobús a Grenoble
Así pues, al final fueron sólo 10 horas de viaje, y sin contratiempos como aquella vez. Nadie me rompió la maleta en el autobús de la Continental-ALSA. Las escaleras mecánicas de la Avenida de América funcionaban. Lo único que estaba fuera de mis planes era que el billete de metro me costara 4,70€. Ahora tienes que elegir la estación para que te cobre en función de las paradas intermedias, lo que daba 1,70€. Si el billete ha subido un 70%, el suplemento de aeropuerto ha subido un 200%, costando ahora 3€.

Me comí los bocadillos y fui a hacer cola para tener hueco para la maleta. Abrieron el embarque a la hora que en el billete ponía que se cerraba, aunque eso ya me lo había encontrado otras veces. Llegamos a Lyon Saint-Exupéry a la hora prevista, pero a la T3, y el autobús salía de la T1, así que perdí el autobús de las 15:00 y tuve que esperar al de las 15:30. Lo del autobús resultó más sencillo de lo que esperaba, pues la señora de la ventanilla hablaba inglés. ¿Por qué no ponen la página también en inglés? Fue todo más sencillo porque no necesitabas escoger la hora de vuelta, mientras en internet te exigía escoger la hora de ida y la de vuelta al reservar. Es verdad que así te reservaban plaza, pero corres el peligro de perderlo. No había riesgo de que se llenase el autobús y tener que esperar al siguiente.

Cuando llegué a la estación de autobuses de Grenoble, que es un apéndice de la de trenes, un hombre del consorcio de transportes de Grenoble me paró para informarme sobre las obras del tranvía y de los autobuses alternativos. Al ver que no entendía francés, probó en inglés. Cuando yo le pregunté, al verme en acento, cambió a hablar en español. Me interesaba especialmente porque la parada que correspondía al hotel era la de la estación, así que cogí los horarios que me ofrecía para estudiármelos después, porque al hotel se llegaba a pie.