Destacado: Aventura de Grenoble (2012)

lunes, 25 de agosto de 2008

Botafogo (3)

Este domingo, como al final hizo bueno, fui a Botafogo. Tomé como referencia la parada de la vez anterior, frente al Botafogo Praia Shopping. Llegué a la hora de almorzar, así que lo primero que hice fue entrar a un restaurante a quilo. Jorge se preguntaba por qué la gente, en los restaurantes a quilo, se servía paletadas inmensas de arroz, que es lo más barato, ya que todo te lo pesan junto. Allí te anuncian un precio oficial, pero sólo es válido para lo que ellos consideran una comida razonable: mitad plato de fondo, mitad acompañamiento. Si no lo tomas así, que aplican otro precio superior que está escrito antes de la báscula, pero no en el exterior. Tampoco es tan caro el precio de sólo plato de fondo, así que es lo que me serví y lo que pagué.
Después de comer, me decidí a pasear por la playa de Botafogo, que no es nada del otro mundo. Dicen que a la gente no le gusta porque está sucia a causa del puerto. Paseé por toda la ensenada de Botafogo, hasta el final de la paya de Flamengo, teniendo como paisaje de fondo el Pan de Azúcar. Nótese que el Botafogo y el Flamengo son dos equipos de fútbol rivales.
Se veía al fondo el aeropuerto Santos Dumont. Es un aeropuerto pequeñísimo, con una pista tan corta que a los pilotos se exige un mínimo bastante grande de horas de vuelo. Casi todos los vuelos se han llevado al Galeão, pero el puente aéreo con São Paulo se hace ahí, porque está adyacente al centro financiero.
Santos Dumont fue un francobrasileño pionero de la aviación. En la placa conmemorativa que tiene en su plaza epónima, asegura que fue el primer hombre en volar con una máquina autopropulsada más pesada que el aire. Empezó trabajando con globos en París, de ahí se pasó a dirigibles y continuó. Acabó sus días en São Paulo viendo como los hermanos Wright se habían llevado el reconocimiento que él merecía, enfermo y triste al ver como se hacía uso bélico de sus inventos. Se suicidó y fue entonces cuando los brasileños supieron apreciar lo que tenían.
A la vuelta, tenía vista del Corcovado, pero estaba nublado y el Cristo Redentor se veía de tanto en tanto. Como tenía sed, probé el coco gelado, que se vendía a R$2 en los chiringuitos. Tienen una nevera llena de agua fría y cocos, cocos verdes y llenos de líquido. Cuando tú pides un coco, el tío saca uno de la nevera y, con un machete, le pega cuatro tajos. Un tajo en la base, para poderlo apoyar o agarrar mejor. Tres tajos arriba, para abrir un triangulito por donde meter la pajita. Por cierto, que en Hispanoamérica no dicen pajita, porque entienden lo que nosotros pajilla; dicen sorbete o pitillo, según el país.
Entre la última calle y la playa hay una vía expresa, pero estaba cerrada por ser domingo, por lo que la gente la utilizaba para pasear. Cuando se puso el sol, entré al Shopping de Botafogo y estuve husmeando un poco, y compré en el supermercado Lojas Americanas, para no tener que bajar a comprar a Jardim Botânico.

domingo, 24 de agosto de 2008

Grande Prémio da Europa

Esta mañana se ha corrido en Valencia el Gran Premio de Europa de Fórmula, aunque allí era por la tarde. A primera vista, los comentaristas no son tan flipados como el Calvo de Telecinco. A diferencia de lo que acostumbran en España, no hacen cortes de publicidad. Tienen unos patrocinadores fijos, como en el fútbol, y ponen el corte con todos sus anuncios antes de la carrera y antes del podio. Durante la carrera sólo hacen cortes del sonido que no interrumpen la imagen. Al igual que el Calvo canta la clasificación antes de marchar a publicidad, augurando un accidente en la ventanita, el locutor brasileño comenta algo de la programación de Globo, canta el eslogan de la cadena y hacen el corte. Como ya he dicho, sigues viendo lo que pasa en la pantalla grande, sólo sale un casco en la esquina superior izquierda que luego se convierte en el logotipo de un patrocinador, mientras suena una cuña radiofónica muy breve, unos 5 segundos.
Cuando gana un brasileño sí que son flipados. Globo tiene una cuña radiofónica que insertan en el sonido cada vez que gana un brasileño. No sé si viene de antes o la han hecho para los Juegos Olímpicos, pero aquí sí que se flipan. Y eso que, como decía Jorge, en España sólo se ve bien exhibir la bandera cuando ganamos algo.

sábado, 23 de agosto de 2008

Have you ever seen the rain? (3)

Ya lo decía la predicción del tiempo: chubascos para el sábado. Nadie creía la predicción del tiempo. No se la creyeron la portuguesa, ni su novio, ni Liliana, ni doña Celia. Pero acertó; más aún, empezó a lloviznar por la noche del viernes. Mi plan era ir al IMPA mañana y tarde, bajando a comer y cenar a casa. El trayecto al IMPA es breve, ya tengo paraguas, y tengo libertad para escoger el momento en que escampe. Tuve que hacer uso de esta libertad retrasando mi salida, pues llovió con ganas. Resonaba desde dentro de casa la lluvia en el tejado.
Esto es llover y lo demás son tonterías. I wanna know, have you ever seen the rain?
Cuando llegué al IMPA, me encontré con Fabio, el que fuera compañero de despacho mío. Él salía para almorzar y yo entraba para estudiar un par de horas antes de almorzar. Luego ya no volvió a llover en todo el día, aunque estuvo amenazando. A la salida del IMPA me encontré un cable de la luz, esa de 125V que llevan en cables pelados, con un pequeño fuego fatuo que goteaba como si fuera agua. Seguramente le cayó una gota de resina, como ya me ha pasado alguna vez en el brazo.

Jardim Botânico

El horario del IMPA está muy mal preparado. Está todo concentrado en el centro de la semana y en en centro del día. Como ellos siguen la semana litúrgica, el domingo es el primer día de la semana, seguido por la segunda feira, terça, quarta, quinta, sexta y sábado. Pues su horario está concentrado de martes a jueves. De hecho, los lunes y los viernes solo tengo cursos que hago porque quiero, no porque me haya mandado Jorge. Más aún, el lunes sólo tengo clase por la tarde y el viernes sólo por la mañana, lo que me permitiría, si quisiera, tomarme un fin de semana largo para un viaje.
Dentro de cada día, concentran las clases en las horas anterior y posterior al almuerzo. La pausa del almuerzo es de una miserable hora y media. ¡Qué menos que dos horas! Tres estaría bien, pero ya las cuatro horas de Felipe son excesivas. Con sólo hora y media sólo hay tres opciones: o sale pronto y corres al comedor para llegar antes de que se forme fila, o te chupas un cola temerosa, o te vas estudiar como una hora o tres cuarto y llegas almuerzas cuando se ha acabado la cola, pero a toda prisa.
Está muy mal está concentración de horarios porque, teniendo tantas horas libres, me coincide portugués con el curso de JVP. Este viernes, como sólo tenía clase de inglés, mee tomé la tarde libre. El pronóstico del tiempo dice que el sábado lloverá, y Maycol dice que las predicciones de lluvia para Rio son muy fiables. Como tengo libertad de horarios, hago una permuta con el sábado, que estará mejor para estudiar.
Si quería aprovechar las horas de luz de la tarde, no podía irme muy lejos. Fui al jardín botánico, que da nombre a nuestro barrio. Es un jardín que mandó plantar el rey de Portugal cuando llegó a Rio huyendo de Napoleón. Es una maravilla, una de esas cosas que te hacen olvidar las cosas malas y compensar toda la mierda de esta ciudad. Lástima que cobran entrada y no hay abono mensual. Si fuera de acceso libre, yo me iría ahí a pasear para hacer matemáticas. Algunas ideas esenciales me han venido paseando por la Solana de Palacios.
Por cierto, no fui al drink de inauguración, sino que estuve cenando bien.

viernes, 22 de agosto de 2008

Zona Sul

Al llegar a casa, doña Celia me dijo que en el Zona Sul tenían pizzas en promoción. Resulta que tenía hambre, pocas ganas de cocinar y, como puede comprobar haciendo inventario, no tenía suficientes abarrotes para desayunar al día siguiente. Así pues, bajé al Zona Sul caminando con intención de volver en ómnibus, cenado y abarrotado.
No sé si lo he comentado antes, pero el Zona Sul es un supermercado de productos más selectos (frente al Pão de Açúcar, que es más popular) y tiene una sección que es restaurante. Me sigue pareciendo extraño, pero allí se puede desayunar con buffet al peso y comer o cenar pizzas y lasañas cocidas en horno de leña que tiene allí mismo. Toda esta comida, al igual que algunos productos del autoservicio, tienen un PVP y un precio de oferta para clientes con tarjeta. Doña Celia me dio el número de la suya para que me pueda aprovechar de esos descuentos. El descuento con cartão Zona Sul suele ser del 10%, pero algunos días hacen promoción especial y hacen descuentos mayores en productos concretos. Por ejemplo, las lasañas tienen un fuerte descuento de lunes a jueves a la hora de almorzar; supongo que porque tienen menos demanda.
Ese día estaba en promoción una de las pizzas más caras. El descuento para clientes con tarjeta de fidelización llegaba al 50%, haciéndola la más barata. La oferta era sólo para ese día; no sé por qué. Supongo que será que pueden permitirse reducir el precio si hacen en cantidad, y de esta manera se garantizan concentración de la demanda. Con el estómago lleno me puse a comprar abarrotes y casi desvalijé el supermercado. En total me gasté R$54, que aquí debe ser una pasta.
Por cierto, es casi imposible encontrar jabón en gel. Tiene estanterías enteras llenas de champúes y de acondicionadores, y de jabón en pastilla, pero de gel nada. Supongo que será una cuestión cultural, y que se duchen con pastilla, lo mismo que aquí la sacarina no se encuentra en pastillas sino líquida.

Underground

Me llevaba Maycol insistiendo varios días en que fuera a estudiar a las nuevas salas para doctorandos, que todavía había espacios libres. Finalmente el jueves 21 me encontró que había tenido que salir de la biblioteca al banco de enfrente para pillar wifi y me llevó allí. Ellos las llaman las salas underground, aunque sólo están enterradas por uno de sus lados, es otro da a la selva. Tan recién hechas están que hay cosas sin concluir, por ejemplo, la puerta que sale al jardín, donde faltan las escaleras para salvar el desnivel. Eso sí, están alejadas de todo lo demás del IMPA.
Todo muy nuevo, de blanco inmaculado y lleno de enchufes ambivalentes, a diferencia de la Biblioteca. Parecía muy acogedor a primera vista. En la entrada había una pizarra y unos sofás, tipo despacho de Aroca. En la pizarra se decía que el viernes a las 7 habría drink de inauguração. Me instalé para continuar la carta que estaba escribiendo a Jorge, pero ahí empezaron mis problemas.
Los enchufes ambivalentes no son sino enchufes de clavija plana con unos agujeros testimoniales por los que se supone que entran los enchufes europeos. En Lima también tenía esos enchufes, pero no me dieron ningún problema; supongo que porque estaban usados y ya habían dado de sí. Aquí siempre hay que hacer fuerza para meter y sacar los enchufes, pero no demasiada, pero el de la sala underground me recibió con un chispazo. No fue tan fácil acceder al enchufe, porque están colocados estratégicamente teniendo en cuenta la posición precisa de la patas de las mesas: los pusieron exactamente detrás de las patas. No queda espacio entre la pata y el enchufe para que entre un conector, así que hay que apartar la mesa. Como son mesas corridas, tienes que apartar 10 metros de mesa, si con suerte no hay nadie trabajando, y empujar el conector con posturas forzadas, porque el acceso directo es imposible.
De todos estos problemas que tuve para enchufar el ordenador dejé constancia en la carta que le escribí a Jorge, pero no fueron nada en comparación con la odisea posterior. Si para meter el enchufe tuve que alejar 10cm de la pared los 10m de mesa corrida, para sacarlo tuvimos que apartarlos 2m para podernos meter y tirar del enchufe turnándonos y haciendo fuerza con todo el cuerpo. En esas me dió un calambre, menos mal que aquí tienen corriente de juguete 125V.
Analizándolo fríamente, me di cuanta de que el problema es que las clavijas del enchufe del ordenador son muy gordas, como de enchufe de potencia. Los enchufes de los electrodomésticos pequeños, incluidos algunos de los de doña Celia, son más delgados y sí que entran en lo ambivalentes. La solución fue tomar prestado un adaptador a clavija plana. Me costó meterlo, porque el tamaño sí que importa, pero ahora está sólidamente unido y puedo enchufar en cualquier enchufe brasileño, incluyendo los de la biblioteca.

Addendum: me he encontrado con Hispanohablantes que dicen mazmorras, así que mazmorras de ahora en adelante.

jueves, 21 de agosto de 2008

Botafogo (2)

El miércoles 20 habrá de figurar en el calendario como día nefasto. Escribo estas líneas mucho después (porque ya he aprendido a publicar con fecha retroactiva) para mantener la cronología, y la memoria selectiva ha hecho olvidar los detalles más negros, pero recuerdo que todo me salió mal.
Para empezar, no puede ir al examen de calificación de Ulises porque me coincidía con un curso, aunque me propuse ir a la celebración. Fuimos a Botafogo a las 7 de la tarde (o quizás fue las 8, ya no recuerdo) no sabía yo muy bien a qué. Fuimos a una terraza y pidieron cervezas. Yo suponía que tomaríamos un poco, iríamos a cenar y después pasaríamos a Lapa, pero no fue así. De lo único que nos alimentamos fue de los petiscos, y su cultura no les llega para saber ir de tapas.
Aquí su idea es beber y beber. Dice un refrán se o Flamengo ganhar, a gente bebe para celebrar, se o Flamengo perder, a gente bebe para esquecer. Además, su cerveza es una porquería bien cristiana, y me refiero al sentido de bautizar el vino. Definitivamente, yo en ese plan no vuelo a salir con ellos. Como quien no quiere la cosa, se alargaron hasta las 12 y poco. Fuimos a comer una empanada porque nuestro estómago lo necesitaba. Me recomendaron que tomara un taxi, que me saldría como por R$8, y que el mejor sitio para tomarlo era en el paradero del ómnibus. Me acerqué, pues, a la parada del autobús dispuesto a parar el primer taxi libre que viera.
Pasaron varios taxis ocupados, pero la Fortuna me vino a tender su mano en este día aciago, pues ya habían era técnicamente jueves 21. No llevaba ni un minuto esperando cuando apareció en 409, lo paré y me subí. Ya estaba en puerto seguro. Al llegar a casa, evidentemente, lo primero que hice fue hacerme un perrito caliente.
En este plan no vuelo a salir, que ya les veo de qué van y qué hacen antes de ir a Lapa a las 12, y no es cenar precisamente. El viernes celebran las inauguración de las nuevas salas, pero no me apetece nada ir, porque empiezan a las 7 y van en plan de ir a beber a saco. Igual me paso, por compromiso y para volverme pronto, porque es en el IMPA. Desde el IMPA sé que puedo volver a casa sin problema.

lunes, 18 de agosto de 2008

Las playas de Rio (2)

El domingo 17, por consejo de doña Celia, fui a la playa de Recreio, en la zona de Barra. No me advirtió de que se tarda 2 horas en ir, sólo que es el final de línea, lo que siempre hace más fácil tomarlo de vuelta. Salí a las 11 y llegué a la 1. Como ya era hora de almorzar, comí en el mismo Recreio antes de bajar a la playa. Sabiendo el tiempo e que disponía antes de la puesta de sol, paseé y me bañé, pero sin dejar mis cosas en la arena, porque no me fiaba.
Pasaba gente vendiendo cerveza, gaseosas, e incluso pizzas. Había otro que recogían latas, pero no para limpiar la playa, sino para venderlas a peso para reciclaje. Cuando cayó el sol y antes de que oscureciera, fui para la parada del ómnibus. Marché a las 6, llegando a las 8.
El paseo fue bueno, pero a esta playa no vuelvo. A la playa de Barra igual sí, que está a medio camino.

domingo, 17 de agosto de 2008

La playas de Rio (1)

El título de esta entrada lleva una clara alusión a Smale, matemático que escribía en sus libros cosas como "este teorema lo demostré en la maravillosa playa de Copacabana".
El sábado, ya que había salido un fin de semana soleado, quería ir a laplaya. Entre pitos y flautas llegué a la playa después del ocaso, pero también mereció la pena. Quería ir a la playa de Leblón, que es la más cercana, pero el pésimo trazado urbano me desvió hasta Ipanema. El barrio está lleno de conventarros, parcelas gigantes como el Jardín Botánico, el Hipódromo o estadios de fútbol. No sólo la temperatura de Rio permite meter los pies al agua por la noche con la seguridad de que van a estar secos al llegar al paseo marítimo, sino que las playas más turísticas (como Copacabana e Ipanema) están iluminadas con potentes focos y con bastante de gente haciendo el mismo paseo que yo.
Caminé en dirección a Copacabana, teniendo en frente un disco lunar enorme que se estaba eclipsando. Un eclipse de luna es un fenómeno que se puede observar incluso desde la ciudad más contaminada limínicamente; basta que esté despejado el cielo y no haya edificios por la región celeste a observar. Pasé a Copacaba y continué hasta que el eclipse finalizó y mis pies se cansaron. El cabo que separa Ipanema de Copacabana está ocupado por el parque Garota de Ipanema, que toma su nombre de una famosa canción, y el Fuerte de Copacabana.
Como no tenía ganas de caminar, intenté tomar el ómnibus, pero no sabía por qué calle circularía el mío, con qué frecuencia, ni dónde pararía.
Explorando el interior de Copacabana, quiso la Fortuna que llegara a una boca de metro, de manera que pude conocer otra distinta. Las estaciones de metro cuentan con un amplio vestíbulo con billetería y plano de la red. Consuté el plano y vi que lo mejor era tomar el metro hasta Botafogo, que ya conocía, y ahí tomar el 409 hasta casa. Me parecía una exageración pagar R$2,60 por sólo dos paradas, pero hacer el recorrido en superficie cuadruplica la longitud, debido a la orografía. También resultaba paradójico que me estaba alejando de mi casa, pero por el metro de Botafogo pasa el 409, que tiene buena frecuencia (a esas horas) y me deja en la puerta de casa. Si hubiera tomado cualquier otra línea (salvo la 125) habría tenido que subir Pacheco Leão a pie o enlazar con la 409. El problema de la 125 es que tiene muy poca frecuencia y no sé por qué parte de Copacabana pasa. Al final hice un trayecto óptimo.
Es curioso cómo están señalizadas las direcciones de una línea; no por la estación terminal, sino por los puntos cardinales. El metro está bien, a diferencia de todo lo demás en Rio. Seguramente es nuevo y no ha dado tiempo a estropearse y que lo dejen sin arreglar. No tenía catenaría, así que me fijé en qué podía suplirla. Una opción sería utilizar cada raíl por separado, pero eso generaría problemas de no poder utilizar el tren entero como masa. Creo que la catenaria, no en el sentido literal sino de potencial eléctrico, va entre los raíles. En las líneas nuevas de Madrid, la catenaria es una tira metálica fijada en el techo o colgando, en las estaciones, colgando como verdadera catenaria. Pues lo de Rio parecía lo mismo pero en el suelo. Por eso ponía un aviso: en caso de accidente no camine sobre las vía salvo que un agente se lo indique, podrían estar electrificadas.

Botafogo (1)

El viernes 15, Orestes, el novio de Liliana, me invitó a su cumpleaños, que iba a celebrar, junto con otras dos celebraciones más, cenando en un rodízio de pizzas en Botafogo. Para ir a Botafogo es sencillo, pues se puede llegar con la línea 409 de ómnibus, que sale desde la parada terminal de Horto, entre el IMPA y mi casa. Conocí en el ómnibus a un alumno muy peculiar del IMPA, del que ya hablaré cuando comente su sistema educativo, quien me indicó dónde estaba mi parada: el metro de Botafogo. Ya que estaba allí, husmeé un poco por la estación de metro de Botafogo y me pareció decente. Es un metro de verdad, no un autobús gestionado por Metrô, la compañía del metro.
En el rodízzio de pizzas servían tanto pizzas saladas, con queso, como pizzas dulces, con chocolate. Era una reunión de hispanohablantes del IMPA, aunque no estaban todos. Al terminar pensaban ir a Lapa. Yo había quedado con Maycol para ir a Lapa, porque estaba muy pesado en que fuera a Lapa, pero Maycol no vino al cumpleaños, así que pensé en ir con ellos. Luego cambiaron de idea y decidieron ir a Santa Teresa, que está más cerca. Al final fuimos a una terraza sin movernos de la cuadra. Por esa calle pasa en 409 de vuelta, lo cual es una ventaja.
No sé de qué va la gente de esta ciudad, ya escribiré más sobre el tema, porque salen muy tarde y los transportes públicos se terminan muy pronto. Teniendo en cuenta que van con horario solar, salir entre las 11 y las 12 es como salir entre la 1 y las 2 en términos españoles. Según me dice Maycol, es la hora a la que se sale; la hora de volver no sé cuándo será.
Parece ser que, espués de medianoche, el 409 sólo pasa una vez cada hora. Ulises, que también vive cerca del IMPA, me dijo que habíamos perdido el que pasa entre las 12 y la 1. Me esba dando el sueño y yo pensaba que no iba a aguantar una hora hasta el siguiente, pero estuve hablando con la portuguesa y su novio se me hizo corto. Al cumplirse 50 minutos del paso de la línea, salimos a esperar al ómnibus, para que no se nos escapara esta vez.
Cuando llegué a casa pensaba ir derecho a la cama, pero conocí a Mauricio, que estaba tomando leche con cereales antes de acostarse. Como quien no quiere la cosa, estuvimos hablando de complejidad computacional hasta las 3 y media, y porque teníamos sueño. Por cierto, creo que la gente se pasa de juerga toda la noche, saliendo con el último ómnibus de la línea regular y regresando con el primero de la mañana siguiente. En la caja de cereales ponía "después de toda la noche bailando necesitas un desayuno bla-bla-bla".

sábado, 16 de agosto de 2008

Pronunciación del portugués brasileño

Ya estaba al tanto de las particularidades del portugués respecto al gallego, y de éste al español, pero eso no basta para entender a los brasileños. Ya venía sobre aviso, gracias a Rodericus y a Heleno, de varias particularidades del brasileño respecto al portugués. Una de ellas es la sustitución de la r fuerte por el de la j castellana. Otro es la palatalización de las dentales seguidas de vocal anterior.
También sé que no pueden terminar las sílabas con determinadas consonantes, como las oclusivas, que también son difíciles en castellano. Como adaptan los anglicismos fonéticamente, y muchos de ellos les resultan impronunciables, colocan la letra e tras las consonantes que no pueden pronunciar en posición final. Por ejemplo, futebol<football, pingue-pongue<ping-pong, handebol<handball y, mi favorito, time<team, que pronuncian chim. De hecho, parece evidente a primera vista que time es un anglicismo, pero resulta que no es el anglicismo que parece a primera vista.
En portugués, según parece, la l se velariza a final de sílaba. Los brasileños han llegado al extremo de convertirla en una u semivocálica. Por ejemplo, brasiu<Brasil, jeau<real y chiu<til. Parece ser que no es sólo una impresión mía, sino que los brasileños llegan a cometer faltas de ortografía por no saber si una sílaba termina en l o en u.
No sé si fue una impresión mía o que llegan a considerar la l velar un alófono de la u semivocálica, porque he tenido un malentendido con Doña Celia debido a ello. Ella dijo varias frases en primera persona del singular en pasado. Explicitaba el sujeto, porque en estos tiempos se conjuga igual que la tercera. El sujeto que explicitaba era eu, pero yo le entendía el, por eso le pregunté "quién" y respondió "eu" señalándose con la mano.

viernes, 15 de agosto de 2008

Conjugación verbal

Si ya me parece que es uso usted en castellano empobrece la conjugación, nos dimos cuenta ya en América. La segunda persona del plural parece ser exclusiva de la Península; acá en América la suplen con ustedes. De hecho, me preguntan los peruanos si en España se utiliza ustedes y les choca que se utilice precisamente como plural de usted.
El portugués de Brasil, sobre el que he de hablar en sucesivas entradas, también empobrece la conjugación peninsular. Gana en simetría, eso sí, porque destierra toda la segunda persona, supliéndola por você/vocês. Esta forma você me recuerda al voacé del Siglo de Oro, forma apocopada de vuestra merced, al igual que usted.
Pero el empobrecimiento de la conjugación verbal brasileña va más allá. Para la segunda persona del plural, en lugar de nós dicen a gente, con el consiguiente paso a tercera persona del singular. Puede ser un fenómeno oral que se evita en la escritura, porque en una clase el profesor dijo "a gente sabe" y escribe "sabemos", aunque también lo he visto en la publicidad escrita. En el supermercado Pão de Açúcar decía "você compra, a gente carrega as sacolas". En el supermercado Zona Sul decía "tudo para você gostar da gente".
Conviene estar al loro de este uso, porque en castellano se utiliza como impersonal colectivo. Por ejemplo, un brasileño que explicaba su trabajo a otros dos brasileños, en plan informal de café, decía como "a gente sabe" y "a gente cree". En español entenderíamos que son conocimientos o creencias generalizadas entre los matemáticos que trabajan en esa área, pero los que sabían o creían esas cosas eran él y su compañero.
Al menos la primera persona del singular permanece inalterada, aunque ya comentaré una confusión que tuve con ella. Nótese que en ciertos tiempos verbales se conjuga igual que la tercera.

jueves, 14 de agosto de 2008

Clases de idiomas

Aquí en el IMPA hay clases de idiomas gratuitas para sus alumnos. El martes 12 me colé a un grupo de portugués, el de portugués para hablantes de lenguas romances. Me vendría muy bien, pero desgraciadamente su horario coincide de pleno con el de una asignatura que comienza la próxima semana y a la que tengo que asistir.
El miércoles 13 me colé en una clase de inglés. No sabía si iba al grupo adecuado. Probé suerte en el grupo de nivel más alto ofertado. Le pusieron el nombre de upper-intermediate para no espantar a la gente, pero en realidad es inglés avanzado. Probé porque me venía bien de horario, y acerté. Charlé con la profesora antes de comenzar la clase sobre si ése era mi nivel y, a la vista de mi nivel en conversación, dijo que sí.
Va a dar tanto peso al oral como al escrito, lo cual creo me va a venir bien para la redacción del artículo. Una cosa que conviene destacar, y que marca una gran diferencia con el inglés de instituto, es cómo realizamos la parte escrita. Pone deberes de redacción, sí, pero no pierde tiempo en clase con ellas. De hecho, no necesitamos cuaderno, ni las redacciones van en papel; utilizamos el correo electrónico.
A diferencia de esa fauna que puebla nuestra ecuación primaria y secundaria, no tiene miedo de las nuevas tecnologías. De hecho, nos recomienda que redactemos en un procesador de textos y luego lo peguemos en el correo. Dice que así evitamos esos pequeños errores obvios tipográficos u ortográficos y de concordancia. Más aún, añade que a ella le pasa lo mismo con en portugués y que le resulta muy útil con el par ç/ss.
Un brasileño alumno del curso, con el que almorcé después, me observó que nuestro acento (de los hispanohablantes) al hablar inglés se le parecía al de los de la India. Hablando luego con él (en portugués) llegamos a la conclusión de que también se le parecía al de los japoneses y era porque separamos claramente las sílabas y hacemos que las sílabas átonas no sean tan átonas, sino tónicas secundarias más bien. Bueno, y por no distinguir las vocales medias. Por cierto, hablando con él en portugués me dijo que le sorprendía que utilizase "las palabras correctas" pronunciando tan mal el portugués.

Picos en clase

Hoy miércoles 13 me he colado en una clase de maestría. Así llaman a un nivel intermedio entre la licenciatura y el doctorado. Parece que es lo que pretenden implantar en España con la reforma boloñesa. Si se dice que Félix López va como una moto, este tío comprimía las clases de Félix López a razón del doble o el triple. Por cierto, era un rojo del copón: llevaba pins con la bandera comunista, el retrato del Che Guevara, e incluso la efigie de Mao.
Bueno, a lo que íbamos, los picos en clase. En primera fila, los únicos de primera fila, eran una parejita que, en cierto momento en mitad de la clase, se han dado un pico. Lo más parecido que había visto era a la Reguera con Piltant en una conferencia en el Seminario, también en primera fila. Me cuentan mis compañeros que, cuando nosotros estábamos en primero, dos de nuestra clase se estaban besando y Dionisio les interrumpió diciendo "podíais cortaros un poco" o algo así. Yo no lo vi, porque estaban en última fila y, cuando quise girar la cabeza, ya se había disuelto el asunto, por eso no lo cuento como visto ni sé si era un piquito o un morreo.

martes, 12 de agosto de 2008

Las compras

En este país de cutres, hay cosas que no se pueden comprar en una tienda, sino en puestos ambulantes no siempre atendidos. Ya tuve un problema para copiar una llave. Me dijeron que había una caseta de cerrajería bajando nuestra calle, enfrente del edificio de Globo. Lo hay, efectivamente, y estaba abierto, pero no atendía nadie. Menos mal que apareció una señora con la misma intención que yo y se informó en los locales circundantes de dónde podíamos copiar las llaves. Al final me llevó a otra caseta cercana y allí copiamos las llaves. Costaba R$5, muy caro comparado con España.
Otra cosa que me dicen que sólo se puede comprar en puesto ambulantes es un paraguas. Además, esos puestos ambulantes están sólo abajo, en la calle principal, por la mañana o los días de lluvia. Es muy oportunista para la gente que vive por allí, pero para mí es lo peor. El sábado perdí la oportunidad porque divisé uno,m pero cuando me ecerqué a comprar, ya había volvado. Al final puede comprarlo el lunes a mediodía.

Los bancos

Las oficinas bancarias de Brasil abren de 10 a 16h. Tienen un vestíbulo lleno de cajeros automáticos, pero cajeros de atención al cliente. Si no eres cliente de ese banco, no tienes nada que hacer. Más aún, fuera del horario de oficina, por seguridad, dispensan sólo cantidades muy pequeñas de dinero, creo que hasta R$100. Supongo que lo hacen por agilidad y comodidad del cliente. Los cajeros automáticos duplican la capacidad de cajeros del banco en horas de oficina, lo que permite a los clientes agilizar las operaciones mecánicas. También permite poder hacer estas operaciones fuera de horas de oficina, e incluso disponer de efectivo para poder tirar hasta que vuelva a abrir el banco.
Es otro concepto de cajeros automáticos, distintos del que estamos acostumbrados en España. Encontrar un cajero que acepte tarjetas internacionales es bastante difícil. En todo el barrio, que tiene varias oficinas bancarias, sólo una tiene un cajero que acepte tarjetas internacionales. Un solo cajero, especial y separado de los comunes. Igual es porque Citibank es un banco internacional, a diferencia de los otros bancos, que eran brasileños.
Lo que me sorprendió es que aceptan tarjetas de crédito en muchos establecimientos, tanto tiendas como restaurantes. Para mí mejor, y pago con tarjeta siempre que tengo la oportunidad, como recomendaba Jorge. Lo que pague con tarjeta me lo convierten a euros con un tipo de cambio justo. Tampoco me cobran comisión; se la cobran a ellos. Además, me cargan toda la cuenta del mes después de que me hayan ingresado la nómina. Sin embargo, la comisión del dinero que saque en efectivo la pago yo. Al comprar reales con euros, aparte de que no es tan fácil cambiar como en Perú, no te cobran comisión, pero ya te lo incluyen en la asimetría de tipos de cambio.

El comedor del IMPA

Hay restaurantes a quilo, como ya comenté, donde uno se combina lo que quiere y paga por peso. Aunque si uno se sirve sólo plato fuerte, tiene un precio superior. En el comedor del IMPA uno paga un precio fijo que te da derecho a una ración de plato fuerte, a bebida y a buffet de lo demás. También sirven quentinhas de dos tipos cada día.
Todo el mundo sale a comer a las 12, lo que produce una cola que no se despeja en media hora o tres cuartos. Si tengo prisa por alguna razón, intento llega antes de las 12, aunque sólo sea 5 minutos; puede haber suerte y encontrar que la cola no se ha formado todavía. Si no, lo mejor es llegar cuando ya se haya marchado el mogollón. Tampoco se puede llegar más tarde de la una, máxime si tienes clase o conferencia por la tarde, porque cierran pronto.

Arroz, alubias y farofa

Me preguntó un peruano del IMPA si era verdad que los españoles utilizábamos el pan en lugar de arroz. Yo le contesté que eran ellos, peruanos y brasileños, los que utilizan el arroz en lugar del pan, porque fueron europeos los que colonizaron América y en Europa siempre se ha utilizado pan. Y añadí que el pan es más útil, porque es compacto, se puede tomar con la mano y utilizar para arrastrar la comida hasta el tenedor y para untar las salsas.
Aquí parece que no saben comer sin arroz ni alubias. Yo pensaba que, ya que lo citaban junto, lo comerían junto. Pero parece ser que las alubias las espesan con farofa, que es una harina seca e insípida. Añaden la farofa, o el arroz, después de cocinadas las alubias, cosa que no me parece tan desagradable como mezclarlo a la hora de cocinar.
Comen todo junto en el mismo plato, lo que me parece poco práctico, porque se mezclan las salsas. También tienen lo que llaman quentinha, literalmente calentita, que es una combinación servida y envasada en un táper. En la quentinha nunca falta arroz, alubias ni farofa.

lunes, 11 de agosto de 2008

Dónde vivo

Estoy alojado en la casa de una señora, doña Celia, que aloja sólo a gente del IMPA. Ofrecía dos modalidades, habitación individual o compartida, y yo elegí, obviamente, individual. Uno podría imaginarse que la habitación compartida lo sería entre dos, pero no es así; ahora hay tres, pero hay sitio hasta para doce. No sé ni como pueden dormir con tanta gente entrando y saliendo a distintas horas. De hecho, a mi habitación se accede desde la suya, así que yo también les molesto.
Cuelgo este plano para que os hagáis una idea de cómo es mi barrio.

Es literalmente una ladera ganada a la selva. Uno de los ejes es la calle Jardim Botánico que, al igual que el barrio, recibe su nombre del Jardín Botánico que plantaron los reyes de Portugal, cuando huyeron como las ratas ante Napoleón, y ahora cumple su segundo centenario. Por esa calle va la línea del metro, pero no está enterrado, ni siquiera son trenes: es una línea de autobuses gestionada por Metrô que tiene pocas paradas, tipo metro. Esta calle va paralela a la laguna. Entre la Laguna y el Jardín está el hipódromo, que llaman ióquei. Ya escribiré una entrada específica sobre la adaptación de los anglicismos por los brasileños.
El otro eje de mi barrio, perpendicular a la calle Jardim Botânico, es la calle Pacheco Leão. Es una calle que sube la ladera serpeando y acaba en el depósito de los Macacos. Se puede observar que, cerca del final, tiene una desviación denominada Estrada Dona Castorina. La carretera de Doña Castorina tiene una pendiente muy fuerte, suerte que el IMPA está al principio. Se llama carretera porque más allá del IMPA lo es verdaderamente.
Si el barrio completo está ganado a la selva a costa de salvar pendientes, el IMPA reproduce cual fractal este patrón. Al pie de la carretera está la verja del IMPA, pero ahí sólo está la caseta del guardia. Todavía hay que subir un trecho hasta llegar al pie de las escaleras y, tras 50 peldaños, llegas a la entrada principal. En el bajo no hay nada, salvo conserjería y el comedor, por lo que hay que subir al segundo, al menos, y los pisos son altos. De hecho, como está en una fuerte pendiente, la estructura no es vertical sino escalonada. De hecho, ningún tramo de escaleras puede cubrir todos los pisos.
La casa de Doña Celia esta a 3 cuadras del IMPA, como se puede apreciar en el plano, lo cual está muy bien para poder y volver con libertad de horarios. De hecho, como para ir al IMPA, o volver, tengo que pasar por delante de casa, puedo cambiar los bártulos.

Have you ever seen the rain? (2)

Discúlpeme Schumacher por haber olvidado que a ella también le gustaba la canción de la que he tomado el título. Prometí una segunda parte cuando lloviera en serio, y hoy domingo 10 está lloviendo en condiciones. [Yo fecho las anotaciones en el momento que las escribo, Blogspot las fecha en el momento en que se publican.] También llovió el martes, a la salida de la cena de defensa de tesis de un alumno persa, y nos jodió el pequeño trayecto a la parada de autobuses. Ahora está lloviendo en serio: fuerte y continuo, con intervalos de muy fuerte.
Fastidia bastante porque renuncias a salir a cualquier lado. Mirándolo bien, es una suerte que me haya pillado en domingo, dentro de casa y sin planes como subir al Corcovado. De hecho, la información meteorológica dice que mañana estará soleado, lo que es una buena noticia. Creo que lo mejor es que llueva de madrugada, pero si tiene que llover durante 24h, que sea un domingo.
El primer día que llovió, perdí el paraguas. Bueno, no lo perdí, porque sabía dónde lo había dejado escurriendo; simplemente lo dejé olvidado en el IMPA, porque al salir ya no llovía, y me lo distrajeron. Por eso ahora temo la lluvia, porque no sé [me remito a entradas sucesivas] dónde encontrar otro. Dicen que me puede costar R$10, lo que vienen a ser 4€. No sé cuánto me costó el que perdí, que lo compré a los chinos de Bajada de la Libertad. Ya había perdido la funda, ocupaba mucho, y se daba la vuelta, pero este paraguas tenía recuerdos asociados.
Espero no perder también el reloj, aunque siempre que me lo quito, si estoy fuera de mi habitación, lo meto al bolsillo automáticamente. Cuando voy por la calle me quito el reloj, porque es una provocación al atraco exhibir aparatos electrónicos.

sábado, 9 de agosto de 2008

Resultados de la encuesta

Cerré la encuesta al marcharme de Perú, pero no he publicado las conclusiones. Supongo que habéis votado a la ligera, pero no hay ninguna respuesta correcta. Que la leche Gloria no haya obenido ningún voto me parece normal: es leche y ellos lo ven como la forma normal de envasar la leche. El pisco sour está adquiriendo recientemente la categoría de bebida nacional, desplazando a la Inca Kola en conciencia colectiva. La ganadora de esta encuesta, la chicha morada, es tan común y casera que no la tienen como bebida nacional, y supongo que se cosumirá también en los países limítrofes.

viernes, 8 de agosto de 2008

Estudiantes uniformizados

Los estudiantes, para poder obtener los derechos de reducción en el transporte público, debían cumplir unas condiciones que se pueden leer en las ventanillas. Además de que ese derecho sólo se podía ejercer los días lectivos, las normativas de Lima y de Rio establecen que sólo se aplica a los estudiantes uniformizados de las escuelas públicas. No llegué a ver cómo eran los uniformes peruanos, me los imagino más europeos. Lo que me sorprendió es el uniforme que llevan los estudiantes en Rio: una camiseta blanca de manga corta con bordes naranjas y unas letras que pone “prefeitura de Rio” subrayadas en naranja. Ése era el uniforme, igual en todas las escuelas públicas de la ciudad.
Yo no me imagino en España se atrevan a llamar uniforme a eso, menos aún los más conservadores, pero seguro que estos últimos esgrimen sin el menor pudor que en América Latina se lleva uniforme en las escuelas públicas.

jueves, 7 de agosto de 2008

Los rodicios

Entre los restaurantes de tipología netamente brasileña, tenemos dos extremos: los rodízios y los restaurantes a quilo. En los rodízios uno paga una cantidad fija, que depende del restaurante, y come todo lo que quiere o puede. En los restaurantes a quilo los que esta fijado es el precio del kilo y uno puede servirse y combinar a gusto. Ayer miércoles 6 (quarta feira) comimos en un rodízio dentro del programa social de un congreso al que me inscribí. De hecho, comimos en uno de los tres mejores restaurantes de Rio: la churrascarria Porcão. Como su propio nombre indica, uno va al Porcão a ponerse como un cochino.
Aparte de un buffet de ensaladas, pescados y mariscos, circulan camareros con piezas de carne de las que te ofrecen una ración. Hay una tarjetita con un lado verde donde pone "sim, por favor"/"yes, please" y otro rojo donde pone "não, obrigado"/"no, thanks", pero los camarero te ofrecen siempre; son como abuelas y se alegran si comes. Los postres también entran en el precio; lo único que tiene limitación son las bebidas: puedes pedir sólo cuatro. Yo pensaba que sería una limitación, pero cada unidad era una jarrita, no un solo vaso.
Como ya me advirtieron, no desayuné, más que el té, y tampoco cené, porque no quedaban ganas. Subimos al Pan de Azúcar, en teleférico, y después volví al IMPA para resolver un problema (de matemáticas). Rehecho, tampoco hoy he desayunado porque tampoco tengo hambre.

martes, 5 de agosto de 2008

Feijão

Creo que hoy [domingo 3] me he topado con el famoso feijão. Me había abarrotado en el Zona Sul, pero no tenía ganas de andar haciendo cenas y sí de salir a pasear. Bajé, pues, a Jardín Botánico y experimenté un sitio con buena pinta y precio razonable, razonable para lo que es Brasil. Pedí algo que creía sencillo, y caro para lo sencillo que era, pero resultó que venía con acompañamiento. El pollo [que en brasileiro se dice frango] venía acompañado, aparte de las patatas fritas que ponía en el menú, de arroz, que aquí dicen que suple al pan, un tazoncito de alubias y algo amarillento como pienso.
Le pregunté al camarero que qué era eso que parecía pienso y me dijo que era farofa. Entonces me acordé de que Heleno nos había llamado faroferos cuando en Machupicchu comíamos arroz de un táper y explicó que se llama así en Brasil a los domingueros que suelen llevar comida en táper a base de farola. No sé cómo se come eso, porque lo probé y me pareció insípido y seco. Como había comida para dar saciar a Thor, dejé la farofa.
Yo creía que el feijão era una porquería donde se cocían arroz y alubias juntas, pero ya me explicaron que no, que se preparan y sirven por separado. Esa porquería sí existe, y se llama tacu tacu, como ya expliqué. Lo de aquí parece que está bien. Yo lo como por separado, aunque también mojo el arroz en el caldo de las alubias. Es cocer juntos el arroz y las alubias lo que echa a perder ambos.

La laguna

Hoy domingo 3, como escampó y mañana amenaza fuerte lluvia, fui a dar una vuelta a la laguna que tenemos en esta zona, que da nombre al distrito de Lagoa y pasa también por Gávea, Leblon e Ipanema. La lagunita tiene 7km de perímetro; sumando los 1,5km de distancia hasta la laguna, hacen 10km de paseo. De hecho, el contorno de la laguna suma tanto como las playas de Leblon, Ipanema, Copacabana y Leme.

El Cristo del Otero

Todo el mundo conoce la famosa postal de Rio con el Cristo Redentor dominando la ciudad. Pues yo todavía no la he visto. Desde Jardim Botânico se ve muy bien el Corcovado, y el cristo que lo corona, pero se ve desde atrás. La estampa típica presenta un cristo con los brazos abiertos, acogiendo, redimiendo; desde donde lo veo yo, parece cualquier otra cosa. Como el Corcovado es un acantilado hacia donde mira el cristo, pero una loma hacia el otro lado, parece un tío al borde de un precipicio, bien dispuesto a lanzarse, bien tomando el aire en plan Titanic. También parece, pero para esto habría que hacer un foto montaje, “vamos, contra la pared, las manos donde yo las vea.
N.B.: Para el que no lo sepa, el Cristo del Otero está en Palencia y es el más grande después del de Rio.

lunes, 4 de agosto de 2008

Have you ever seen the rain? (1)

Después de un mes largo, he visto llover. Si no recuerdo mal, la última vez que había visto llover fue la infame noche de San Juan. En Lima no llueve, por definición. En Cuzco tampoco llovió, porque es la estación seca. En Rio dicen que la lluvia puede ser temerosa, aunque yo sólo he visto lluvia fina. Una lluvia fina e intermitente que, menos mal, nos ha hecho cancelar la subida al Pan de Azúcar. Mejor eso que encontrarnos la lluvia cuando ya estamos a medio camino.
El título de esta entrada lo he tomado de una canción que le gusta a Elena. La letra dice “I want to know, have you ever seen the rain?”, pero con acento americano. Se lo tenía que haber preguntado a algún peruano, porque hay regiones del Perú donde puede no llover en 80 años.
Habrá una segunda parte cuando llueva de temer.

Inciso automovilístico

Si bien este blog iba a versar sobre mi gira por Sudamérica, haré un inciso para hablar de Fórmula 1. Durante mi estancia en Perú he estado bastante desconectado de esta competición, pues los domingos viajábamos, aparte de que con el cambio de hora tendría que madrugar como hay que hacer en España con las carreras orientales.
Hoy íbamos a subir al Cristo Redentor o, si había demasiada nubosidad, al Pan de Azúcar. Como llovía, cancelamos el paseo y, de pura casualidad, vi en una tele un Ferrari corriendo. Faltaba el 10% del gran premio de Hungría y Massa estaba en cabeza; me dijeron “um brasileiro está ao frente”. De acabar así la carrera, Massa se situaba al frente del mundial, desbancando a nuestro querido británico.
Pero no todo iban a ser alegrías pues Felipe, emulando a los temerosos tiempos de Kimi en la escudería anglogermana, rompió motor a sólo tres vueltas del final. Total, que ni Corcovado, ni Pão de Açúcar, ni Massa: nuestro amigo sigue en cabeza y va a conseguir este año lo que, por justicia poética, perdió el año pasado a pesar de todo su juego sucio, aunque ya había publicado una biografía oficial donde se daba por campeón.

domingo, 3 de agosto de 2008

Los días de la semana

Una de las cosas que más me descoloca del portugués son los días de la semana. No los llaman por su nombre pagano, sino por el ordinal litúrgico. Así pues, también dicen sábado y domingo, que son nombres judeocristianos, pero los días de entre semana [ellos dicen días útiles] son ferias contadas desde la segunda hasta la sexta. Siempre es un lío mover el origen: los antiguos romanos adelantaron el comienzo del año de marzo a enero dejando los meses de septiembre a diciembre con un ordinal distinto del que les da nombre. Como los españoles estamos acostumbrados a pensar que la semana empieza el lunes, nos choca que sea segunda feira. Para evitar futuros problemas, creo que voy a recurrir a algunos trucos:
El martes, que es terça feira, recibe su nombre del dios bélico Marte, que da nombre también al mes de marzo, que es el tercer mes. Además, también son bélicos los tercios de Flandes. En miércoles, que es quarta feira, es cuando comienza la cuaresma. El viernes, que es sexta feira recibe su nombre de la diosa Venus, diosa del sexo.
Sé que estos trucos están bastante traídos por los pelos, y que no cubren toda la semana, pero al menos me sirven como referencia para no confundirme demasiado. De hecho, ya me sorprendía hablando con un peruano y diciendo “la sexta estaba abierto” para corregir después “el viernes, perdón, que vosotros sí os sabéis los nombres de los días de la semana”.

El IMPA

Ya lo decía Manolo Carnicer: al IMPA siempre se llega empapado, sea de lluvia, sea de tu propio sudor. El IMPA está localizado en la parte más alta del distrito de Jardim Botânico. Aparte del jardín botánico que da nombre al distrito, estamos rodeados de selva. Como dijo Jorge: después del IMPA, la selva. Mi alojamiento ya está bastante alto, pero todavía se sube, bastantes metros en vertical, hasta el IMPA. El edificio es grande, aunque su estructura es bastante simple. Como ya me dijo Martínez, allí hay café gratis, pero sólo los días laborables durante las horas razonables. Digo esto porque el IMPA está abierto de continuo; no cierra nunca. El acceso es libre los días laborables durante las horas razonables, pero por la noche y durante el fin de semana también está abierto, sólo que tienes que pasar control de acceso. Y lo digo con conocimiento de causa, porque ya he entrado a horas intempestivas y también en fin de semana.

sábado, 2 de agosto de 2008

Avance informativo (RJ)

Ya he llegado a Río. Ya he tomado posesión de mi alojamiento y me han registrado en el IMPA como visitante. Narraré mis experiencias e impresiones en Brasil, pero también publicaré aquéllas peruanas que me dejé en el tintero.