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domingo, 14 de septiembre de 2008

Centro y Lapa

El sábado 13, guiándome por el Jornal do Brasil, fui a ver la exposición de grabados de Rubens en el centro. El centro de Rio es un barrio que se llama Centro, pero sólo es en el sentido histórico y empresarial. Es lo peor que he visto de Rio. Si Rio es el culo del mundo, Centro es el ano. Fui en metro hasta Uruguaina, saliendo en la Avenida Presidente Vargas, que debe ser la raja del culo. Es una avenida que hicieron cercenando lo que había en medio, sucia y llena de indigentes que viven bajo los soportales. Fui directo al centro cultural donde era la exposición y, al cruzar el umbral, parecía otra cosa
Después de la pintura, quería ir a Lapa a un concierto de música antigua. Tenía una hora de margen entre el cierre de la exposición y el inicio del concierto. Por querer atajar, me perdí, sin poder encontrar la boca de metro que quería (Uraguaiana) ni la que me indicaban los carteles (Cinelândia), pero llegué a Lapa y me topé con el teatro donde era el concierto. Sólo gasté media de la hora de margen que tenía, aunque me pareció eterna por el miedo que tenía. Estaba en el peor barrio de Rio que he estado, perdido, y a veces tenía que atravesar calles desiertas. En un momento llegué a pasar por delante de la ópera; debía ser la ópera porque la gente me ofrecía entradas de reventa. Cuando encontré Lapa con el teatro bien visible, me llevé una gran alegría. Todavía pude comprar entrada de las baratas y bien situada.
No sé si en España habría tenido algún problema para entrar por vestir como suelo hacerlo, pero aquí sólo había una advertencia que decía que no se permitía pernera corta más que a los niños de hasta 10 años. No sólo pasé sin problemas en un teatro que parecía elegante, sino que comprobé como la gente llevaba pernera corta hasta los 30 años. Esta es una de las pocas cosas positivas que tiene la cultura carioca, y que debíamos importar a España, que cada cual viste como quiere y puede y se la trae floja como lo hagan los demás.
Era la primera vez que escuchaba a un contratenor en vivo. Una cosa es ver Farinelli il Castrado y otra tener un contratenor delante de ti. También era la primera vez que podía ver tocar un clavecín, y escucharlo bien, porque la vez de San Pablo no cuenta. Como aquél concierto fue gratuito, se llenó de gente que llevó a los críos y no tenía ningún respeto por no hacer ruido.
Paradojas del destino, al final sí fui a Lapa a escuchar música, pero no como Maycol se imaginaría. Al salir sí pude encontrar la boca de metro de Cinelândia, sólo que no estaba bien indicada. Ahora ya cómo salir de Lapa en Metro. Todavía me tengo que aprender por dónde pasa en ómnibus, que es más barato y me deja en la puerta de casa.

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