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domingo, 7 de septiembre de 2008

Subida al Corcovado (primer intento)


Esta tarde iba a ir al Corcovado, porque estaba bien despejado, pero me traicionaron los autobuses. El tren del Corcovado se toma en Cosme Velho y, según la página web, la línea 584 cubre el trayecto Ióquei-Cosme Velho, pero no pasó ninguno. Como no puedo estar parado esperando, me puse a caminar en la dirección correcta y por la acera adecuada para poder ver al autobús. Mi idea era comer en Cosme Velho antes de subir al Corcovado, pero se me hicieron las 4 de la tarde. Comí en Botafogo en un restaurante a quilo (que se llama precisamente Kilograma) donde celebráramos el cumpleaños de Orestes. Desistí de ir al Corcovado, pues ya quedaba pocas horas de luz, y me decidía a ir a Lapa, para verlo de día.
Me perdí, con lo que se frustró también mi plan de ir a ver Lapa a la luz del día. Como yo no llevaba plano, mi idea era entrar por una boca de metro que me pillaba de paso y consultar allí el plano, que es muy extenso y detallado. La primera estación que encontré era la 3ª al sur de donde yo esperaba, por lo que había desandado mucho camino. Volví hacia al norte el equivalente a 4 estaciones hasta llegar a Lapa.
Podría decir que Lapa no es nada del otro mundo, pero mentiría. Lapa parece el mismísimo Hades. De hecho, nada más entrar en Lapa, cruzó por delante de mí un perro negro que frenó en seco para no ser atropellado por un coche. Un símbolo ctónico, según la mitología griega. Huele mal; las calles están llenas de porquería. La gente va a allí a bailar, a beber y, deduzco por los tenderetes, comer algún perrito caliente para llenar el buche. No salí antes de allí porque quería ver los famosos arcos de Lapa. Estos arcos de Lapa parecen un acueducto romano, y de hecho fueron un acueducto en el siglo XVIII. Ahora circula un tranvía por arriba.
Para volver, me volvió a pasar lo mismo, no encontrando la boca de metro que deseaba. Mi plan era ir en metro hasta Botafogo, cenar allí, comprar abarrotes y regresar en el 409, que me deja en la puerta de casa. No encontré el metro, pero sí por dónde pasaba la línea 409, así que cambié de planes y me llegué hasta Jardim Botânico. Podía haber seguido hasta casa, cenando allí y dejando las compras para el domingo, pero me bajé en allí para cenar y comprar. Como no era demasiado tarde, subí caminando, con lo que al final me ahorré R$2,60 y añadí 1,8km a mi paseo. En total fueron, según Google Earth, 19km.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

¡vaya viajecito! oye, que las olimpiadas fueron en China y...ya terminaron.Creo que puedes dejar los entrenamientos.

Alberto dijo...

Pero tengo que ir entrenando para subir al Corcovado andando.

Anónimo dijo...

Pues ¡ánimo,tú puedes!.La montaña es tuya.

Alberto dijo...

Seguro que Jorge se anima a subir.