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sábado, 20 de diciembre de 2008

Ya es casi España

Mi tren hasta Hendaya era un TGV, pero yo no le vi nada de lujo ni mejores prestaciones que al regional. Para empezar, no tenía reserva de plaza, habiéndolo comprado con 6 días de antelación. No había sitio para dejar los equipajes. Ocupaban medio vagón un grupo de críos con unos monitores de la SNCF con gorras verdes. Menos mal que el tren estaba lleno de españoles. Supe que aquél al que le fui a preguntar si me dejaba ocupar el asiento de ventanilla era español porque vi la portada del libro que se estaba leyendo: una de estas novelas gordas rusas, no recuerdo si Guerra y Paz o Crimen y Castigo. Allí me acabé de comer el bocadillo.
Aunque mi billete era hasta Hendaya, como el tren iba hasta Irún, seguí hasta Irún. Así me evitaba tener que tomar el EuskoTren, que no te deja en la misma estación de Irún. Parece ser que lo trenes salen de su país (los Alvia de España y los TGV de Francia) pero llegan al país contrario. En lugar de tener las vías mezcladas como en Hendaya, la estación de Irún tiene dos playas de vías separadas por la terminal de viajeros. Por cierto, no sé qué tiene el corrector del Word contra Irún, pero lo cambia a placer por Irán o por Atún.
Al llegar a la estación internacional guipuzcoana, como el TGV llevaba retraso, estaba esperando un Alvia con destino Barcelona. El nuestro, el Alvia con destino Madrid, saldría a las 4:20. Pude aprovechar, por fin, para llamar por teléfono. Por cierto, comprobé que cafetería en vasco es kafetegia. ¿Préstamo del francés?

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