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lunes, 11 de agosto de 2008

Dónde vivo

Estoy alojado en la casa de una señora, doña Celia, que aloja sólo a gente del IMPA. Ofrecía dos modalidades, habitación individual o compartida, y yo elegí, obviamente, individual. Uno podría imaginarse que la habitación compartida lo sería entre dos, pero no es así; ahora hay tres, pero hay sitio hasta para doce. No sé ni como pueden dormir con tanta gente entrando y saliendo a distintas horas. De hecho, a mi habitación se accede desde la suya, así que yo también les molesto.
Cuelgo este plano para que os hagáis una idea de cómo es mi barrio.

Es literalmente una ladera ganada a la selva. Uno de los ejes es la calle Jardim Botánico que, al igual que el barrio, recibe su nombre del Jardín Botánico que plantaron los reyes de Portugal, cuando huyeron como las ratas ante Napoleón, y ahora cumple su segundo centenario. Por esa calle va la línea del metro, pero no está enterrado, ni siquiera son trenes: es una línea de autobuses gestionada por Metrô que tiene pocas paradas, tipo metro. Esta calle va paralela a la laguna. Entre la Laguna y el Jardín está el hipódromo, que llaman ióquei. Ya escribiré una entrada específica sobre la adaptación de los anglicismos por los brasileños.
El otro eje de mi barrio, perpendicular a la calle Jardim Botânico, es la calle Pacheco Leão. Es una calle que sube la ladera serpeando y acaba en el depósito de los Macacos. Se puede observar que, cerca del final, tiene una desviación denominada Estrada Dona Castorina. La carretera de Doña Castorina tiene una pendiente muy fuerte, suerte que el IMPA está al principio. Se llama carretera porque más allá del IMPA lo es verdaderamente.
Si el barrio completo está ganado a la selva a costa de salvar pendientes, el IMPA reproduce cual fractal este patrón. Al pie de la carretera está la verja del IMPA, pero ahí sólo está la caseta del guardia. Todavía hay que subir un trecho hasta llegar al pie de las escaleras y, tras 50 peldaños, llegas a la entrada principal. En el bajo no hay nada, salvo conserjería y el comedor, por lo que hay que subir al segundo, al menos, y los pisos son altos. De hecho, como está en una fuerte pendiente, la estructura no es vertical sino escalonada. De hecho, ningún tramo de escaleras puede cubrir todos los pisos.
La casa de Doña Celia esta a 3 cuadras del IMPA, como se puede apreciar en el plano, lo cual está muy bien para poder y volver con libertad de horarios. De hecho, como para ir al IMPA, o volver, tengo que pasar por delante de casa, puedo cambiar los bártulos.

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